Si bien las bandas han existido por décadas, su naturaleza y poder han cambiado drásticamente, lo que ha hecho que miles de haitianos huyen de la violencia y crucen la frontera buscando refugio, lo que ha generado una presión migratoria constante.
Por Yohanna Guzmán
La violencia de las bandas criminales en Haití tiene una historia compleja y ha evolucionado significativamente a lo largo del tiempo. Aunque los grupos armados han sido parte de la historia del país por mucho tiempo, la situación ha empeorado drásticamente en los últimos años.
La violencia de las bandas comenzó a escalar de manera notable alrededor de 2020 y se intensificó aún más después del asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. Desde entonces, las bandas han consolidado su control sobre grandes partes de la capital, Puerto Príncipe, que según la ONU está controlada en un 85% por estos grupos. La situación se ha vuelto una «pesadilla» con niveles extremos de violencia, incluyendo asesinatos en masa, violaciones y ataques indiscriminados.
La crisis ha provocado el desplazamiento de más de 1.3 millones de haitianos, la interrupción de cadenas de suministro esenciales y una parálisis casi total de la capital. La ONU ha reportado que en 2024, más de 5,600 personas fueron asesinadas debido a la violencia de las bandas, y las cifras de 2025 ya superan las 4,000 muertes hasta junio.
Si bien las bandas han existido por décadas, su naturaleza y poder han cambiado drásticamente. Algunas bandas que antes tenían entre 50 y 100 miembros ahora cuentan con entre 1,500 y 2,500 miembros. Además de sus actividades criminales, estos grupos también tienen un aspecto político, y han sido vinculados a partidos políticos y utilizado su poder para fines políticos.
Informes de la ONU
Según, informes de la ONU algunos políticos y empresarios financiaron bandas para proteger intereses.
Se ha desplegado una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, pero enfrenta limitaciones logísticas y de financiamiento.
Además, la comunidad internacional ha pedido reforzar el Estado de derecho y apoyar a las instituciones haitianas.
Peo recordemos que desde los años 2000, las bandas eran utilizadas por políticos y empresarios para intimidar a opositores y manipular elecciones.
Se fortalecieron como instrumentos de control social y represión.
– A partir de 2018, las bandas comenzaron a actuar con mayor autonomía, financiándose mediante secuestros, extorsión y tráfico de armas.

Esta crisis tiene raíces profundas y múltiples dimensiones:
Expansión del poder de las bandas
– Las bandas criminales controlan actualmente más del 90% de Puerto Príncipe, según informes de la ONU.
– Han extendido su influencia a zonas rurales como Bas-Artibonite, donde se reportan asesinatos, violaciones, secuestros y destrucción de propiedades.
– El tráfico de armas ilegales ha alimentado su poder, con muchas provenientes de Estados Unidos.
– La corrupción y la impunidad han obstaculizado los esfuerzos de transición política y seguridad.
Impacto humanitario devastador
– Solo en 2024, se estima que más de 5.600 personas han muerto por la violencia de las bandas.
– Se han registrado más de 245.000 desplazamientos forzados en 2023, el doble que el año anterior.
– La violencia sexual, incluso contra niños, es utilizada como herramienta de terror por las bandas.
– La inseguridad alimentaria afecta a más del 45% de la población en zonas como Bas-Artibonite.
Respuesta internacional y desafíos
– La ONU ha instado al despliegue urgente de una misión multinacional de seguridad, autorizada en octubre de 2023.
– Se han impuesto sanciones y embargos de armas, pero la implementación ha sido limitada.
– Organizaciones como Amnistía Internacional exigen protección urgente para la infancia y el fortalecimiento de los derechos humanos.
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Impacto de la crisis haitiana en República Dominicana
La violencia desatada en Haití desde 2023 ha tenido consecuencias directas y profundas en República Dominicana, tanto en el plano humanitario como en el político, económico y de seguridad:
Presión migratoria sin precedentes
– Miles de haitianos huyen de la violencia y cruzan la frontera buscando refugio, lo que ha generado una presión migratoria constante.
– El gobierno dominicano reporta más de mil deportaciones diarias desde abril de 2025.
– Se teme que la cancelación del TPS en EE. UU. provoque un flujo adicional de haitianos hacia Dominicana.
Amenaza a la seguridad nacional
– Las bandas armadas haitianas controlan más del 80% de Puerto Príncipe, y algunas operan cerca de la frontera.
– El gobierno dominicano ha designado oficialmente a las principales bandas haitianas como organizaciones terroristas, como Izo y Gran Grif.
– Se han intensificado los esfuerzos para combatir el tráfico de armas y personas en la frontera.
Impacto económico y social
– El sistema de salud dominicano ha absorbido costos millonarios por atención a parturientas haitianas.
– Las comunidades fronterizas enfrentan tensiones sociales por la competencia en empleos y servicios públicos.
– El cierre temporal de la frontera en 2023 afectó el comercio binacional y provocó escasez en zonas haitianas como Cabo Haitiano.
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Respuesta política y diplomática
Desde la República Dominicana el Presidente Luis Abinader y su gabinete han hecho esfuerzos para enfrentar una crisis que no solo afecta a Haití, sino que representa una amenaza directa para la región.
– El presidente Luis Abinader y exmandatarios dominicanos han mostrado unidad nacional para exigir acción internacional urgente.
– República Dominicana ha comparecido 16 veces ante el Consejo de Seguridad de la ONU para denunciar la crisis.
– Se propone un modelo híbrido de misión internacional para estabilizar Haití y aliviar la carga sobre Dominicana.
Buscan fortalecer la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) en Haití, liderada por Kenia, que enfrenta limitaciones logísticas y financieras para evitar que Haití se convierta en un centro regional de crimen organizado, narcotráfico y terrorismo.
Para ellos enviaron una carta conjunta al Consejo de Seguridad de la ONU, solicitando transformar la MSS en una misión híbrida bajo liderazgo logístico de Naciones Unidas.
Se acordó crear equipos técnicos para diseñar una política nacional sobre Haití.
Se estableció un sistema de informes periódicos de seguridad para mantener informados a los expresidentes.
Este esfuerzo ha sido valorado por países como China y Rusia, con quienes se han sostenido diálogos diplomáticos para lograr consenso en el Consejo de Seguridad.

¿Qué le espera a Haití y a República Dominicana?
El futuro inmediato de Haití y República Dominicana está marcado por desafíos complejos, pero también por oportunidades de transformación si se toman decisiones valientes y coordinadas:
Para Haití
– Riesgo de consolidación del poder por bandas criminales, lo que podría convertir al país en el primer caso de un Estado dominado por organizaciones puramente delincuenciales.
– Incertidumbre política, con un Consejo Presidencial de Transición debilitado por disputas internas y falta de recursos.
– Esperanza condicionada a la celebración de elecciones en diciembre de 2025, aunque la seguridad y gobernabilidad siguen siendo inciertas.
– Dependencia crítica de la comunidad internacional, que aún no ha cumplido sus compromisos de apoyo financiero y logístico.
Para República Dominicana
– Presión migratoria creciente, con deportaciones masivas y tensiones sociales en comunidades fronterizas.
– Riesgos de seguridad nacional, ante la posibilidad de que bandas armadas se acerquen o influyan en territorio dominicano.
– Desafíos diplomáticos, como mantener una postura firme sin caer en discursos xenófobos o rupturas bilaterales irreversibles.
– Oportunidad de liderazgo regional, al impulsar una política exterior activa y humanitaria que promueva soluciones multilaterales.
En resumen, Haití enfrenta una encrucijada histórica: reconstruirse o colapsar aún más. República Dominicana, por su parte, debe equilibrar la defensa de su soberanía con una visión estratégica que promueva estabilidad regional. El destino de ambos países está entrelazado, y solo con cooperación, firmeza y solidaridad podrán evitar un futuro más sombrío.